Es común que las personas hoy en día tengan particular interés en llevar una vida que sea protectora contra el cáncer, que si bien sabemos es una patología multifactorial, en algunos casos se ha estudiado que existen factores que ayudan a prevenirlo, sobre todo en materia de alimentación, donde existe muy fuerte la evidencia que afirma esto.
Entre los alimentos más estudiados, encontramos la soja, ya que se ha dicho mucho: beneficios, mitos, verdades y perjuicios también. Sin embargo, es muy actual el conocimiento de sus propiedades preventivas del cáncer, que si bien aún se está investigando, hay diferentes perspectivas científicas al respecto.
La soja y sus productos derivados, como el tofu, el tempeh y la leche de soja, contienen compuestos bioactivos llamados fitoestrógenos, específicamente isoflavonas, que se cree que desempeñan un papel en la prevención del cáncer.
Existen varias teorías que explican cómo la soja puede tener efectos protectores contra el cáncer:
Acción antiestrogénica
Los fitoestrógenos de la soja tienen una estructura similar al estrógeno humano y pueden actuar como agonistas o antagonistas de los receptores de estrógeno en el cuerpo, es decir que active la respuesta biológica o la bloquee. En ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de mama y de próstata, que son hormonales dependientes, se cree que los fitoestrógenos de la soja pueden competir con los estrógenos naturales y ejercer un efecto antiestrogénico, lo que reduce el estímulo hormonal en las células cancerosas.
Acción antioxidante y antiinflamatoria
La soja contiene compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, como los fitoquímicos y las isoflavonas, que pueden ayudar a proteger las células del daño oxidativo y reducir la inflamación crónica. La inflamación crónica y el estrés oxidativo pueden contribuir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, y se cree que los compuestos presentes en la soja pueden contrarrestar estos efectos negativos.
Regulación del crecimiento celular
Los fitoestrógenos también pueden influir en la señalización celular y la regulación del crecimiento de las células cancerosas. Se ha observado que los fitoestrógenos inhiben la proliferación celular y promueven la muerte celular programada (apoptosis) en células cancerosas en estudios de laboratorio.
Es importante tener en cuenta que los estudios sobre la relación entre la soja y la prevención del cáncer han arrojado resultados mixtos. Algunas investigaciones han sugerido beneficios potenciales, especialmente en poblaciones que consumen soja de manera tradicional como parte de su dieta habitual. Sin embargo, otros estudios han sido menos concluyentes o han mostrado resultados contradictorios.
En general, se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos por los cuales la soja puede tener efectos protectores contra el cáncer y para identificar las dosis óptimas y los grupos de población que pueden beneficiarse más. Como siempre, es importante seguir una dieta equilibrada y consultar a un profesional de la salud antes de hacer cambios significativos en la alimentación o el tratamiento del cáncer, sobre todo si existen antecedentes personales o familiares.
Lic. En Nutrición Tobaldo Jazmín
M.P. 4744
Especialista en Nutrición Oncológica