El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Si bien existen múltiples factores de riesgo para desarrollar cáncer, la evidencia científica respalda el papel beneficioso de la actividad física en la prevención y el manejo de esta enfermedad. Te cuento y te invito a que juntos exploraremos cómo la actividad física puede influir en la prevención del cáncer y cómo puede formar parte de una estrategia integral para el manejo y la recuperación.
Prevención del cáncer a través de la actividad física
Numerosos estudios han demostrado que la actividad física regular puede reducir el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de colon, mama y pulmón. La actividad física ayuda a controlar el peso corporal, mejorar el sistema inmunológico, regular los niveles hormonales y promover un entorno celular saludable, lo que reduce las probabilidades de desarrollar la enfermedad. Por lo que no existe duda de que el sedentarismo sea un factor de riesgo muy importante que favorece a la patología.
Mejora de la salud metabólica
La actividad física regular puede ayudar a mejorar la salud metabólica, reduciendo el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y la obesidad. Estas condiciones se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Así mismo la inflamación crónica se ha relacionado con el desarrollo y la progresión del cáncer, por lo que la actividad física regular puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo, lo que a su vez puede disminuir el riesgo de desarrollar cáncer.
Mejora de la salud cardiovascular
La actividad física promueve la salud cardiovascular al fortalecer el corazón y mejorar la circulación sanguínea. Un corazón sano y una buena circulación son fundamentales para suministrar oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo, incluidas las células que pueden volverse cancerosas.
La actividad física como parte del manejo y la recuperación del cáncer
Una vez establecido el diagnostico de cáncer sin duda lo más importante va a ser realizar acciones que nos permitan mejora de la calidad de vida y fomentar a tener un tratamiento exitoso. Siempre y cuando no se encuentre contraindicada, la actividad física regular puede mejorar la calidad de vida de las personas que han sido diagnosticadas con cáncer, reduciendo la fatiga, mejorando el estado de ánimo, aumentando la energía y promoviendo la independencia funcional.
A su vez la actividad física puede ayudar a mitigar algunos de los efectos secundarios asociados con los tratamientos contra el cáncer, como la pérdida de fuerza muscular y la disminución de la función cardiovascular. Esto es especialmente importante para mantener la funcionalidad y la independencia.
Es importante conocer también que numerosos estudios han sugerido que la actividad física regular puede reducir el riesgo de recurrencia en personas que han sido tratadas por cáncer y ya han sido dadas de alta. El ejercicio puede tener efectos positivos en el sistema inmunológico, la inflamación y la regulación hormonal, lo que puede influir en la prevención de que vuelva la patología.
No cabe dudas entonces que la actividad física regular desempeñe un papel importante en la prevención, el manejo y la recuperación del cáncer. Además de reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad, la actividad física puede mejorar la calidad de vida, reducir los efectos secundarios del tratamiento y ayudar a mantener la funcionalidad y la independencia. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, especialmente en el caso de personas que están en tratamiento para el cáncer. Con una combinación adecuada de actividad física, alimentación saludable y atención médica, podemos promover un estilo de vida activa y saludable que nos ayude a enfrentar el cáncer de manera integral.
Tobaldo, Jazmín
Lic. En Nutrición Especialista en Nutrición Oncológica
M.P. 4744
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